LA IMPORTANCIA DE LA EDUCACIÓN EMOCIONAL




Todas las personas tenemos la necesidad de comprender y asimilar nuestros sentimientos de una manera adecuada, y además poder controlar nuestro estado de ánimo a través de un progresivo autocontrol, que nos permita afrontar los aprendizajes que se vayan dando, así como reconocer y comprender las emociones por parte del otro (empatía).



Pero todo esto es una destreza con la que no se nace, sino que hay que adquirirla en los 6 primeros años de vida.


Por ello las tutoras nos aseguramos de que la INTELIGENCIA Y EL TRABAJO EMOCIONAL forme parte del aprendizaje en la escuela, como rutinas diarias y dinámicas, algo que en muchos otros lugares se deja de lado por la carga de contenidos.


Nuestro objetivo es hacerles reflexionar sobre lo sucedido de manera lúdica, objetiva y constructiva, haciéndoles entender la importancia de sus acciones y la repercusión en los demás. Y ofrecerles, a su vez, alternativas de conducta positivas, mejorando así su manera de pensar y actuar. Favoreciendo las interrelaciones en su contexto social.



Los niños tienen que reír, llorar, enfadarse, sorprenderse, entristecerse, tener miedo, avergonzarse… 

Si un niño aprende a comprender, manejar sus emociones en la infancia, si se le brinda la oportunidad de reconocerla, expresarlas y canalizarlas con sus compañeros (ya que con ellos tendrá muchas de sus experiencias significativas) , podrá desarrollar trastornos emocionales en un futuro: agresividad, depresiones, estados nerviosos, frustración e infelicidad.

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